jueves, 3 de agosto de 2017

Ruta Portugal (IV)

Después de un descanso reparador en el recomendable hotel Almedina Coimbra afrontamos un día más de ruta motera por tierras lusas. Comenzamos la jornada con un espléndido día soleado en la bella Coimbra, ciudad universitaria por excelencia y después de un frugal desayuno en la habitación con dulces típicos de la zona y un café cortesía de la casa, emprendemos la marcha, cambiando hoy de dirección y enfilando camino hacia el este.



Salimos del hotel Almedina Coimbra
Bonita vista de Coimbra


Pasamos sobre el río Mondego



Los primeros kilómetros trascurren por la N-110 paralelos al río Mondego, en el tramo navegable que conecta Coimbra con Penacova y que en otro tiempo tuvo una enorme influencia comercial, pues permitía conectar el mar con el interior con el correspondiente trasiego de mercancias transportadas en las típicas barcas serranas. Poco a poco la carrtera se va encajonando entre montañas y aunque la niebla asoma en los picos más altos, en ningún momento llega a entorpecer nuestra marcha.


Remontando el río Mondego por la N110


Amenaza de niebla en las partes altas
Iglesia de Rebordosa


Puente sobre el Mondego en Penacova


El río Mondego siempre presente
Después de algunas dudas sobre el itinerario a seguir ya que las indicaciones a veces son bastante poco precisas cuando no totalmente ausentes, y una pérdida tomando un desvío que nos llevaba hacia el sur, finalmente la N17 nos aproxima hacia el plato fuerte del día, que no es otro que la Sierra de la Estrella, donde se encuentran las mayores alturas del Portugal continental (el pico de la Torre con 1.993 mts es el más alto, excluyendo aquí las mayores alturas de las islas Azores). Seguimos remontando el curso del río Mondego que hoy nos acompañará durante gran parte del trayecto. 

Continuamos por la N17, carretera sin mucha hsitoria hasta llegar a Santa Ovaia, donde cogemos el desvío a la N230 y nos dirigimos hacia Vide, donde tomaremos el primer contacto con la Sierra de la Estrella. Aquí tomamos una de las carreteras más espectaculares del día, la N338 que nos ofrece unas vistas que no se nos olvidarán fácilmente. Además pasaremos junto al desvío que lleva hasta el Pico de la Torre. No se puede pedir más...¿o si? 


Joaquín en el mirador de la N338


Valezim al fondo desde el mirador de la N338


Desvío hacia el Pico de la Torre (1.993 mts)
La N338 nos deja en la N231 que tomamos en dirección a Seia, no sin antes disfrutar de una magnífica panorámica de Valezim, pueblo al que nos vamos aproximando descendiendo una fuerte pendiente. Seguimos descendiendo hasta Seia donde un desvío a la derecha nos introduce en la N339 que pronto nos hará olvidar lo que ya hemos visto durante el día. Curva tras curva y con infinidad de miradores nos vemos rodeados de paisaje de alta montaña. Incluso la temperatura ha descendido considerablemente.


Nos aproximamos a Valezim



Preciosas vistas desde la N231
Paramos en Valezim

La N339 desemboca abruptamente en la N232 que nos conduce a unos de los pueblos más pintorescos y característicos de la Sierra de la Estrella, Manteigas. Y es que para llegar a él hay que pasar unos tramos de carretera realmente espectaculares. Del paisaje de alta montaña comenzamos a introducirnos en un denso bosque donde dominan los pinos sobre otras especies arbóreas. Después de infinidad de curvas y con un aumento considerable de la temperatura, llegamos al pequeño y turístico pueblo que ya hacía kilómetros que divisábamos en la parte baja del valle, Manteigas, pueblo turístico de unos 3400 habitantes. Sencillamente espectacular.

La salida de Manteigas la hacemos por la misma N232 y no resulta menos entretenida, aunque las curvas son menos pronunciadas y permite un mayor ritmo de conducción con la moto. Al fondo del valle se encuentra el río Zézere, que discurre por el valle del mismo nombre y al que la carretera se pliega con fidelidad absoluta. En Valhelhas lo abandonamos, así como la N232 y tomamos la N18-1, donde seguimos disfrutando de vistas espectaculares, aunque el incremento del tráfico aquí se hace evidente. De esta manera y en pocos kilómetros llegamos a Guarda, puerta de entrada desde España a la Sierra de la Estrella y para nosotros salida de este magnífico entorno natural portugués.

La parada y visita a Guarda es obligada por un doble motivo: es la hora de comer y la ciudad tiene muchos encantos que mostrarnos. Aparcamos las motos y nos disponemos a disfrutar de lo que Guarda nos ofrece. En este caso más vale una imagen que mil palabras, así que las fotos que siguen hablarán de Guarda por mi:


Plaza de Guarda


Bacalao Dourado, plato típico


Agua de la tierra, plena de pureza
Iglesia de Misericordia













Catedral de Guarda

Después de repuestas las fuerzas con un típico menú portugués perfectamente atendidos en casa toca volver a la carretera para enfilar la última parte de nuestro recorrido. La vía elegida es la N16 que discurre paralela a la atestada, aburrida y de pago autopista A25 que conduce hasta la frontera española en Vilar Formoso. El paisaje es ahora completamente llano y el horizonte se pierde en la lejanía. Cruzamos la frontera y ya en España la N16 se convierte en la N-620 que nos deja en Ciudad Rodrigo, lugar de destino de este cuarto día de viaje. Descubrimos una ciudad llena de historias y de rincones emblemáticos para explorar con tranquilidad, pero eso ya será para la próxima entrada del blog: Ruta Portugal (V).


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